sábado, 3 de octubre de 2015

USOS DEL GATO






Durante la Edad Media, además de para cazar ratones, el gato se usa para varios fines, sobre todo médicos y alimenticios. La medicina medieval utilizó diferentes partes de los gatos para preparar ungüentos y medicamentos. Los excrementos de los gatos entran frecuentemente en la preparación de recetas para disminuir la caída del cabello o para curar la fiebre o la epilépsia. La grasa y la médula del gato se encuentran en los preparados para curar la artritis y otras dolencias articulares como la gota, y la carne se usaba para curar los dolores de espalda o para tratar las hemorroides. Algunos tratados de medicina precisan incluso el color del gato que hay que usar dependiendo de si el origen de la enfermedad es caliente o frío. Se aconseja usar un gato negro si el origen de la enfermedad es caliente, mientras que si es frío se aconseja un gato blanco.
En los períodos de hambre o de sitio se comía la carne de gato. Era un recurso que tenía la ventaja de ser barato y fácil de encontrar. Comer gato, sin embargo, se consideraba una brutalidad cuando se hacía por gusto y no por necesidad, al menos en Francia. Parece que en España se comían gatos de forma más regular, fuera de los períodos de hambre. Hay recetas de roti de cerdo editadas por Ruperto de Nola, autor del primer libro de cocina en español y cocinero del rey de Napoles.
El gato doméstico ha sido también usado por su piel durante la Edad Media. Las pieles que provenían de gatos se destinaban sobre todo al pueblo y no a la nobleza ya que eran baratas e iguales en calidad a las de conejo, cordero y zorro. Se hacían con ellas mantas, alfombras o cojines para sillas. Los peleteros, comerciantes de pieles, cazaban gatos en la calle o recogían sus cadáveres antes de descuartizarlos y revender sus pieles. Era normal que se aconsejase a los dueños quemar el pelo de sus gatos para que vagabundearan menos y no fueran capturados por un peletero.

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